120 G

20 de abril de 2010
Va volviendose densa, rancia,
la boca va trasformandose y regalandose a otras bocas
mientras la observo
y a veces ya no sé si es o solo soy yo que la va dibujando,
persiguiendo su compromiso podrido.

Los ojos se cierran,
mirandome con su crueldad infinita y todo eso que no tiene nombre,
que no te tiene y obliga a esperar repeticiones
incapaces de escapar de una palabra que no escuchaste.

Mi mano va tanteando la suerte,
buscandote tus rodillas, quemandose en el cabello que recuerdo de otro color,
y a la distancia, como con una ilusión estúpida,
creo que te siento temblar cuando pronuncio tu nombre.

1 Comentarios:

Anónimo dijo...

Este es mi favorito, desde que lo leí.