Reunidos todos vinieron las despedidas, las muecas indoloras y los rostros censurados por la vergüenza,
la misma historia me contaron los padres de mis padres cuando mataban a los niños por un puñado de sueños maltrechos.
Reunidos se cambiaron las camisas y las barbas intelectuales, algunos cambiaron de color, y esos mismos, tenían cara de perro traicionero.
Cuentan que allá por dónde nadie quiere decir el nombre, engañaron a un pueblo entero, les dieron roles que no terminan en nada y juguetes brillantes para atraer a la esperanza.
Por las mañanas las ancianas murmullan recuerdos perdidos, lloran en canciones romanticas y desabridas, eran otras vidas cuando vino la tormenta.
Se volvera a repetir la historia.
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