El loco cantó:
Siempre el agua me queda turbia quizás como trizada, ¡Ay de envalentarse y quedarse al descubierto y derrotado! Me tiembla el puñal, me quema la mano, se me clava en la boca la falta de guardarme el silencio bajo la almohada. ¡Ay de quejarse de tanta cobardía en el aire y simplemente agacharle el moño y la cara colorada!
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