De vuelta y de ida

16 de mayo de 2012
(Voz lenta) Cuando desperté ya no nos quedaban palabras
los viajes volvieron a ser rutina
y deje a los buses pasar.
En los recuerdos también habían miradas
(de las miradas que valen la pena)
de reojo
con el nudo en la garganta
y no en el cuello como ahora.
Y es normal que la rabia empañe las ventanas (mas fuerte la voz)
y los accidentes aparezcan al despertar
cuando los desdichados consiguen dormir.

(Voz de siempre) Dormir, morir
amar que suena igual que mear
que suena igual que tocarse la entrepierna con culpa
y volver a ensuciar un recuerdo
pero hay a montones momentos para contaminar
y montones de vasos por vaciar
y montones de insultos, de errores,
de patéticos intentos para lanzarse de cabeza
y cagarla como si todo dependiera de eso.
Al despertar de que van a servir las miradas
ahora que somos ciegos
o invisibles, o dos perfectos imperfectos que se niegan
a volverse a conocer.
y dime: ¿Dónde esta la vergüenza ?
¿Dónde está el plan de planear
de no volver a mirar las estrellas
y llenarnos de borracheras
que valen la pena recordar?

Lo mejor de los silencios
es que llevan olvido en los bolsillos.
Lo mejor de los bolsillos
es que siempre hay una mentira en el fondo
para colocar en los diarios
coqueta, complaciente, con departamento, jovencitas y atrevidas,
a domicilio, exhuberante, poeta, morenita y natural.
Y ya ha nadie le sorprende que cultivemos estas
ganas de vómito floreciente
de intimidaciones, de estaciones de mierda, de esperar
y esperar y esperar y esperar
hasta que la cara de weón no se pueda ocultar (8)
¡Oh Poetas! Dejad de cantarle a la rosa
arranquenme las entrañas hasta dejar de gritar
hasta volver a llenar los bolsos
y cabizbajo ponerse a contar hasta diez.


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